viernes, 22 de julio de 2011

Viaje místico



MISTICO es la palabra que mejor define el viaje realizado hace un par de días al valle del Elqui. Todo empezó con una humilde invitación de mi amiga Gabriela a un viaje adquirido a través de la exitosa página Lets Bonus. El viaje consistía en dos noches tres días en un Spa ubicado en la tranquila localidad de Cochiguaz en el Valle del Elqui, Serena, Cuarta Región.

Partimos en bus un día domingo a las 11:40 pm, viaje no exentos de curiosidades, partimos con un piedraso en el vidrio delantero, horror, luego un pasajero cercano a nuestro puesto roncando de manera jurásica mientras tanto la calefacción aumenta hasta alcanzar los 40° a las 4 de la mañana, al parecer inducen el sueño con falta de oxígeno. La Gaby mientras me entretenía narrando su divertido periplo a las Alturas de Machu Picchu, me la imaginaba en cada escena como una historia de papelucho: su agobiante subida al Huayna Picchu y el delirante descenso. Las caminatas que sólo al escuharlas me cansaban, el tren, los buses; los zapatos mojados, el sueño y la alegría de comer por fin dando honor al dicho: Bueno, Bonito y Barato.

Nos quedamos dormidas como a las 3, desprendiéndonos cada vez más de la ropa, primero los guantes, la bufanda, la chaqueta, el chaleco, las frazadas polar... el calor es insoportable. La Gabriela estira sus largas piernas de un digno Avatar, se acalambra, está incómoda, va al baño y se asusta de orinar en el tenebroso WC. Mientras tanto yo hago lo mío tratando de buscar oxigeno y aire fresco por la ventana. cerca de las 4 me despierto y veo que llegamos a Ovalle, se bajan algunas personas, llegamos a Serena a las 6 AM. Está frío el ambiente, pero mi termostato un tanto desequilibrado lo tolera agradablemente. Buscamos empresas que nos lleven al Valle. Afortunadamente habían micros disponibles a esa hora, aprovechamos de tomar desayuno y dormir un ratito. Llegamos a Vicuña y las montañas tierrosas nos dan la bienvenida. La Gaby aprovecho de elongar ya que su rótula empezaba a manifestarse dolorosamente. Seguimos en la micro hasta llegar a Montegrande, y es en éste lugar donde empieza a sentirse y envolverte el misticismo.
Montegrande es una pequeña localidad que se caracteriza por acunar el sepulcro de la gran escritora Chilena Gabriela Mistral. Nos sacamos unas fotos en lugar precisos y llegó el auto que nos llevaría a nuestro destino final. Nos fuimos sumergiendo en caminos piedregosos, entre montañas y abundantes viñedos, se oía a nuestro andar el flujo de lo que sería nuestra primera señal de Misticismo: el llamado Río Mágico.

Llegamos a la localidad de Cochiguaz , lo primero que nos llamó la atención fue la imponente montaña nevada que se encontraba en frente. Entramos al Spa, vemos unas hermosas cabañas, una psicina, un huerto, entramos a la recepción, me encuentro con una repisa llena de libros, libro por cierto fotocopiados y anillados, de lo que sería nuestro segundo símbolo de misticismo... Medicina natural, Yoga, Reiki, Comida vegetariano, las chakras....
Nos ubican en nuestra cabaña, a lo lejos la Gaby visualiza un cómodo refugio con Hamacas.
Bajamos a desayunar, la promoción incluía las tres comidas fundamentales de base vegetariana. Nos deleitamos con un contundente tuti fruti, pan de linaza, té y palta. La hora de la comida empezaba con un vaso inmenso de juego natural, un plato de ensalada y lazaña con carne de soya. Al día siguiente el menú era de quinoa con guiso de gluten. Cerca de las 4 de la tarde nuestra flora intestinal empezó a manifestar los primero indicios de una ataque de fibra que terminaron con días de tránsito rápido jajajaja.

El segundo día correspondía el baño de Hierbas medicinales... nuestro tercer símbolo de misticismo. En un cuarto con ducha y una inmensa tina de agua hierviendo y expeliendo un menjunje de aromas inidentificables para una neofita como yo. A cargo de la sesión estaban los terapeutas naturales Patricio y Karina, dos personajes, parsimoniosos, amantes de la naturaleza y la conexión cuerpo, alma y espíritu. Patricio conversa con los papas de la Gabriela y nos deja invitados para una sesión de meditación en el cerro a las 10 de la noche. Mi escepticismo me hace dudar en participar, sin embargo me decidí a hacerlo. Ascendimos, la luna es nuestra gran iluminadora, nos abría paso para llegar al lugar de meditación. No voy a detenerme en los detalles del proceso, sin embargo, sólo puedo decir, que es el cuarto y el más importante de los simbolos de Misticismo. Antena, Piedras, Pachamana, Corazón, Cerro Cancana, ABRAZO.... un abrazo que no podría definirlo mejor que: "abrazo viceral", si quieres saber comos es, dile a la Gaby a la tía Paty o al Tio Carlos que te den uno, bueno y también a mí, aunque sólo con la práctica llegaremos a darlos como Patricio.
Luego de la meditación Patricio nos invito al salón a escuchar un ratito como toca el sitar. Ahí nos contó que era autodidacta con todos los intrumentos que practica: violín, guitarra, flauta traversa, sitar... en definición un Crack. y para rematar la noche una corta sesión de astrología... que no se mal interprete, per el Pato nos hizo ver las estrellas: que escorpión, que la cruz del sur y cuánto concepto misticoastrológico más.
Esa noche dormimos plácidamente, con el cuerpo perfumado a hierbas y con el alma un poco más conectada con la naturaleza.

Me falto incluir en todo el relato a alguien muy trascendental y propiamente muy místico, el acompañante fiel, el perro Nehual. Un perro negro azabache, grande, fibroso, sobreviente y por sobre todo un sobreviente explorador. Fue nuestro gran guía y cuidador.

El viaje mistico termina un día miércoles soleado, caruloso y feliz. Bonito lugar, que encanta y relaja por su paisaje, gente y tranquilidad.
Del valle del misticismo nos dirigimos a su antítesis, el consumismo y urbanismo, a las bebidas etílicas, a la ciudad.
Pero llevamos con nosotros un lugar en donde se puede encontrar algo que la ciudad con la rutina, bulla y entropía te hace olvidar, que la conexión entre cuerpo, mente y espiritú es lo realmente importante y central.


Sonando: La lista de música del salón hexagonal durante el baño de hierbas.